Cómo salir de la crisis sin morir en el intento

Dice mi querido profesor de Economía del IE, Rafael Pampillón, que la falta de reconocimiento de la gravedad de la crisis económica y la inacción posterior, hacen que el Gobierno entrante no tenga mucha más alternativa que abordar un fuerte recorte de gasto público para llevar la reducción del déficit a los límites comprometidos con nuestros socios de la Eurozona.

Comenta también que los gobiernos de la Eurozona no pueden controlar las Políticas Monetaria y Cambiaria (competencia cedida al BCE), y en la práctica no tienen margen de maniobra con la Política Fiscal (presupuestaria: impuestos y gasto público) porque los Mercados de capitales (deuda pública) imponen su “ley” y están obligando a que los Estados paguen unos intereses insostenibles para financiar su déficit. O sea, (y esto lo digo yo) que los Gobiernos no pueden tirar del gasto público (inversión en infraestructuras, etc) para ayudar a que los empresarios creen empleo; y la vía de subir impuestos para recaudar más es arriesgada porque podría conducir a recaudar menos si no se hace una Reforma Fiscal acertada (puede estimular economía sumergida, más de la que ya habrá), que por supuesto no debería penalizar la demanda interna (Consumo e inversión mayormente). Digamos que la reforma fiscal es una palanca de cambio que un gobierno puede proponer como herramienta de gestión sobre todo cuando es fuerte, esto es, al comienzo de su legislatura  pues el coste político es más fácil que se diluya en el tiempo.

¿Y entonces este “sudoku” cómo se arregla?

Hoy definía Rubalcaba a esta crisis como “la crisis de las 1000 caras” tratando de justificar los bandazos que ha dado el Gobierno de Zapatero (y otros de la Eurozona) en su intención de reanimar la economía, toda vez que el ajuste de mayo de 2010 era ya inevitable. Yo añadiría tres epítetos más: injusto en el reparto del esfuerzo (quien paga la crisis), excesivo y tardío (por esto último tuvo tamaña dimensión el recorte).

Y Pampillón termina diciendo que los gobiernos realmente solo tienen a su alcance los instrumentos de Política Laboral (mercado trabajo, relaciones entre empresarios y trabajadores) y Reformas Estructurales (pensiones, sanidad, educación, etc). Vaya, vaya, vaya. “Con la iglesia hemos topado, Sancho”, que diría Don Quijote. Pues en esto tampoco estoy de acuerdo con el profesor. Solo haciendo Reformas Estructurales no vamos a salir de la crisis, y además se corre el riesgo de erosionar la calidad de las prestaciones sociales que ha costado conseguirlas siglos y que garantizan la cohesión social. Estoy de acuerdo con adaptarlas a los nuevos tiempos, por supuesto. También creo que hay que dotar de mayor flexibilidad al mercado de trabajo para que la oferta y la demanda se encuentren más fácilmente, pero sin retrocesos innecesarios en los derechos.

Tengo una cosa clara: de esta crisis no se sale con más “paños calientes”. Es verdad que la realidad cambia a una velocidad nunca vista en el pasado, lo que conduce a que se produzcan estas tres situaciones:

-          Los líderes son incapaces de definir la realidad claramente (y esta es su primera obligación).

-          Los gobiernos se ven obligados a pilotar rectificando constantemente, con la mala imagen que ello proyecta en los ciudadanos e incertidumbre entre los inversores.

-          Las oposiciones lo tienen fácil para llamar a este comportamiento “ocurrencias” y les cae el poder en sus manos por su propio peso, sin necesidad de hacer propuestas claras sobre lo que van a hacer. ¿Por qué? Primero porque no lo necesitan para ganar a tenor de las encuestas (parece que el ser humano en el fondo no necesita promesas sino que cambia para ver si hay más suerte). Y segundo porque en el fondo prevén que les va a pasar lo mismo a ellos cuando gobiernen: la realidad es previsible que les atropelle, a veces por la derecha y a veces por la izquierda; y lo que es peor: sin verlo venir.

Pero lo que de verdad me pide el cuerpo preguntarle al profesor es lo siguiente: ¿Acaso hubo alguna vez alguna política económica alternativa que no fuera reducir el gasto público, eso que llaman ajustes? Zapatero cambió su política en Mayo de 2010. Digamos que si lo hubiera hecho un año y medio antes, cuando ya era evidente que teníamos una grave crisis encima, ¿estaríamos mejor ahora? ¿Acaso no está estancada la economía de Francia habiendo controlado siempre muy bien su déficit? ¿Qué otra cosa podía hacer Zapatero en 2010 o antes sino recortar? ¿Qué puede hacer el nuevo gobierno sino recortar hasta que el susodicho déficit se corrija? Dejemos a un lado el impacto sobre el mantenimiento del Estado del Bienestar que esto supone. El tema es de fondo es: no es verdad que ahora toque recortar por haber reconocido tarde la profundidad de la crisis o por no haber actuado (esto es falso). Si Zapatero hubiera recortado uno o dos años antes, ahora tendríamos que seguir recortando porque el déficit público no se habría enjugado hasta los límites ortodoxos por Eurozona (3% más o menos). Otros países ya están en esos niveles y no salen del pozo o están estancados.

El problema adicional de España es que nuestro modelo productivo tenía una estructura sectorial tan intensiva en mano de obra no cualificada (ladrillo) que cuando se cerró el grifo de la financiación externa el sistema se desmoronó y se destruye más empleo en proporción a la caída. Por tanto, el primer quid de la cuestión pasa por cambiar nuestro modelo productivo para que esté más basado en la innovación y exportación en una economía global, lo cual lleva años de esfuerzo porque necesita apoyarse en una reforma educativa que fomente a los emprendedores y premie el esfuerzo. Y no el dinero fácil y el pillaje. Se acabó la España de Rinconete y Cordadillo. A España dentro de 10 años no la debe de conocer ni la madre que la parió o mal vamos.

A continuación paso a comentar los grandes ejes estratégicos que considero deben promoverse para lograr este cambio de modelo productivo:

-          En general, liderar desde los poderes públicos una cultura basada en el valor de la CONFIANZA. Un potente valor que tiene la capacidad de gestionar el cambio necesario para salir de las crisis, si se hace acompañado de un LIDERAZGO que sume esfuerzos. Y esto se hace así: http://elmundodeferniparedes.blogspot.com/2010/12/la-confianza-es-el-valor-que-lo-cambia.html

-          En particular, inducir desde los poderes públicos cambios de comportamiento en:

o   Empresarios: se acabó lo de vivir alrededor del BOE para facturar o para financiar proyectos de i+D que son fraudes encubiertos. Hay que saber asumir riesgos (a veces se gana y a veces se pierde) y analizar las oportunidades de negocio en mercados internacionales. Poco a poco la distribución entre grandes, mediadas y pequeñas empresas será más equilibrado. No como ahora que más de 90% tienen menos de 50 trabajadores y así es muy difícil tener una estructura mínima para desarrollar negocio allende nuestras fronteras, con los partners adecuados.

o   Ciudadanos trabajadores por cuenta ajena: entender que en los negocios a veces las cosas van mal por mucho que se haya hecho todo lo posible o sea profundamente injusto. Los negocios se abren y se cierran o reestructuran. Es parte del “juego” y hay que saberse adaptar. Por tanto hay que ser más flexible; hay que tener mayor movilidad laboral y geográfica. La vida obliga a realizar esfuerzos y el Estado está para ayudarnos y premiar fiscalmente nuestra flexibilidad pero no para sacarnos las castañas del fuego sin sacrificarnos.

-          Los bancos deben dejar de ser inmobiliarias, sanear sus balances de activos tóxicos lastrados por “el ladrillo” venido a menos y dedicarse de una vez por todas a canalizar el ahorro hacia la inversión. Mientras la usura no vuelva a ser su principal fuente de beneficios, no habrá liquidez, crédito, solvencia ni confianza. El dinero existente tiene que circular a una velocidad muy superior a la actual, mientras no se cree nueva Base Monetaria mediante una política monetaria expansiva del BCE.

-          El BCE debe abordar sin temor a la inflación una política monetaria mucho más expansiva que la actual. La creación de Eurobonos debe disuadir a los especuladores del mercado de deuda pública; y a cambio de esta estabilidad monetaria se deben modificar los tratados de la UE para profundizar hasta donde sea necesario en la armonización de las políticas fiscales. Por tanto, defiendo las Reformas Estructurales con un alcance a toda la Eurozona para salir de la crisis. Y para que no haya déficit democrático al no haber un gobierno político real en Europa, propongo que se haga toda la pedagogía necesaria para que la opinión pública entienda que la Eurozona solo puede salir de la crisis reforzando su cohesión y mitigando todas las asimetrías posibles desde el punto de vista fiscal. Las reformas laborales y de pensiones creo que no requieren de tanta coordinación porque responden a realidades sociales y dinámicas demográficas diferentes.

-          Convencer a las regiones del mundo con capacidad de inversión y que consideran Europa como uno de sus principales mercados, que merece la pena invertir en proyectos dentro de la Eurozona por el retorno que obtendrán cuando comencemos a crecer. Pero para hacer esto es necesario presentarles un plan conjunto creíble.

-          Por último, en previsión de que la implementación de todos estos cambios y su transformación en resultados puedan durar más de una legislatura, los dos grandes partidos políticos, la patronal y los sindicatos deben suscribir pactos del alcance que tuvieron los de la Moncloa allá por los años 70 después de la Dictadura. Hace falta tomar conciencia de la gravedad de la situación, mucha grandeza política, altura de miras y coraje para lograr que esto suceda.

Todo esto hay que desarrollarlo mucho más pero creo que puede sentar las bases para que se incrementen las probabilidades de salir del hoyo lo antes posible y sin tantos bandazos.